miércoles, marzo 08, 2006

Miradas intimistas pero no simplistas I

Encuentro vertiginosamente explosivo

Eran dos perfectos desconocidos y a ninguno de los dos le importaba desconocer la presencia del otro. Sus vidas se cruzaron en el ciberespacio cuando ella le agradeció ciertas palabras que él había escrito. Así, él le respondió y tan intrigado quedó por aquella escritura que quiso también conocerla más. En realidad, ambos sabían que escribirse sólo era un pretexto para acercarse. Un día se encontraron y durante un cierto tiempo muy intenso ya nunca se dejaron. Fascinados por la sensibilidad que encontraban en el otro, fueron descubriéndose y sin querer ni proponérselo se enamoraron al instante. Él, autodefinido como soltero empedernido proclamaba sus prioridades bien en alto, ella transitaba felizmente una vida demasiado construida. Desde el inicio, se dieron cuenta que tenían demasiadas diferencias irreconciliables, la menor de ellas era que vivían en lugares distintos y muy alejados. Poseían además, experiencias de vida muy disímiles y a pesar de ello coincidían en la manera de sentir la vida. Provenían del mismo espacio aunque convergían hacia sitios distintos. Aun así, no podían negar que lo que descubrían minuto a minuto del otro, era demasiado fuerte y debía de existir una razón que ambos desconocían. Incluso una tarde cuando discutían sobre comida no pudieron evitar reír a carcajadas al constatar que odiaban las mismas dos cosas y que en ambas heladeras jamás podía faltar el mismo invitado. Tanta racionalidad por parte de ellos puesta en este proceso, no menguaba sus deseos ni frenaba sus sentimientos. Casi de inmediato, cuando él le propuso a ella que lo mirara, se murieron de ganas de sentirse, de acariciarse el alma como sólo algunas logran hacerlo en el transcurso de sus vidas. Allí descubrieron tanto vértigo, que al principio los asustó, pero no los frenó. Se prometieron amarse durara lo que durara y así intensamente transcurrió. Hasta que un día, él decidió, aunque creo que empujado por ella, y todo acabó. Tan vertiginosamente como todo había comenzado, tanto intercambio se transformó en tanta quietud. Increíblemente, el mismo tiempo que duró su amor, duró su silencio. Él, casualmente quedó desconectado de la web, que era su lugar de encuentro, ella, que además lo llamaba todos los días, evitó acercarse al maldito aparato y hasta a veces lo desconectaba para no caer en la tentación. Ella aceptó con calma su alejamiento, pues ya lo presentía, y así le propuso su amistad, él nunca contestó.
Ahora quien sabe por donde caminaran esas vidas que corren tan paralelas y que supieron encontrar un punto de rozamiento. Ella sabe que nunca lo olvidará y anhela saber como él la recordará. El sabe que de no haber sido tan enfático en sus prioridades, hubiera corrido a buscarla. Ambos saben que de haberse realizado ese encuentro, hubiese sido vertiginosamente explosivo quizás cambiando drásticamente el rumbo de sus vidas…. ambos ya nunca sabrán que hubiese sucedido después… aunque seguramente, como ambos presumen, todo el círculo vicioso que los envolvió hubiese vuelto a comenzar… pues qué es la vida sino pasar por otras vidas….
Vero

4 Comments:

At 5:16 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me llamó la atención que te gustara. Heme aquí que al leerte ha sido mucho más mi impresión.
Creo que contamos historias muy parecidas.

 
At 11:47 p. m., Blogger VeroMontreal said...

lobo-lopez, gracias por tu comentario.
Sera la frustacion que me embargo este dia y el texto de Coehlo lo que me hizo inspirarme y rescatar esta historia que creo que no merecia perderse.
Como sea, me agrada que te hayas dado una vuelta por aqui.

 
At 5:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Yo ya te tengo entre mis favoritos, no sé si se puede como amigos en el blog, al ser de distinta web.
De vez en cuando pienso venir a leerte, a ver como te va la vida...
Besos.

 
At 8:39 p. m., Anonymous Anónimo said...

Seras bien recibido en este blog, Lobo Lopez... hasta tu vuelta!

 

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