martes, agosto 08, 2006

La interminable vuelta a casa

La verdad es que hace días, mientras me acostumbro a la idea de mi vuelta a Montreal, pienso que una de las primeras cosas que haré al volver de este extraño mes de vacaciones (una rara combinación de trabajo en el exterior de Montreal con una visita a mis afectos Montevideanos)… perdón, les decía que pensaba en las ganas que tenia de volver al blog a contarles unas cuantas cosillas. Claro, nunca imaginé que mucho antes de lo previsto pondría en práctica mi idea, aun sin haber llegado a Montreal.
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Es así, es domingo 6 de agosto de 2006, Maxi y yo estamos varados desde hace ya más de 5 horas en Nueva York. Imposibilitados de hablar por teléfono y LO PEOR de conectarme a Internet donde seguramente encontraría a alguno que también pudiera darme una mano, estamos incomunicados y enterrados aquí. ¿Hasta cuándo? ¡Créanme que me gustaría saberlo! ¡Creo que más que ustedes! Por ahora solo sé que deberemos esperar 3 horas más para saber si en el próximo vuelo hay lugar, es decir dos asientos y si nos hacen la gentileza de ponernos a nosotros.
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Una pregunta obvia es: ¿Cómo esta mujer puede escribir si debe de tener a Maxi correteando por medio aeropuerto? Pues no es así, Maxi (quien duerme en todos los vuelos sin dramas y durante casi todo el recorrido) tuvo la genialidad de no dormir durante el vuelo largo de Buenos Aires a Nueva York, resultado: ¡está fundido! Luego de llegar al JFK (aeropuerto de esta bendita ciudad) y de correr como locos para hacer todos los chequeos de seguridad, recoger valijas y etc. varios, nos encontramos con que no teníamos lugar en el vuelo. Son las 8 de la mañana, debemos esperar hasta las 12 para saber si en el siguiente vuelo si hay lugar (aclaro para los olvidadizos que estamos volando con pasajes en standby). El pequeño, decide jugar con sus autos en el piso, lo dejo, pero a la media hora se cae de sueño. Así que, ¿qué mejor idea que dormir en mis brazos? Les diré que así lo hizo hasta las 11 y 30. Luego intentamos montar en el otro vuelo, lo cual también nos fue vetado.
En el medio de eso, Maxi se acomodó en un asiento y se volvió a dormir. Así que mientras espero a que sean las 15 y 30 y que alguien se digne a llegar tarde y dejarme los dos lugares que preciso, ¿qué otra cosa puedo hacer varada en un aeropuerto con un niño de 3 años y medio, incomunicada (no puedo dejarlo solo para salir a hablar por teléfono) y con mi maravillosa laptop con alguna resaca de batería como para utilizarla un ratito?
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La verdad es que mientras me preguntaba cómo es que me suceden algunas cosas en la vida, si será que todo lo peor me sucede (Vero la pesimista) o qué entrañable enseñanza sacaría de esta inmunda situación (Vero la que puede con todo), no pude evitar sonreír al pensar que ya tenia material para engancharlos al blog nuevamente. Es claro, ¿para qué me voy a lamentar si nada puedo resolver? En algún momento del día o de la semana llegaré a Montreal. Es cierto que estaría bueno que fuera al menos en el día de hoy, pero visto y considerando las cosas, ¿les parece que logro algo dándome más palo del que merezco? Definitivamente NO. Lindo monosílabo. Me permito divagarme. Es uno de los monosílabos que más me gusta y les diré por qué. Porque para saber decir que NO hay que antes haber aprendido a decir que SI. Y esta disyuntiva que genera el hecho de estar vivos y de tener que tomar decisiones a casi cada instante, me fascina. Me hace sentir que no soy un vegetal pasando simplemente por la vida y cumpliendo mi ciclo de nacer, crecer, reproducirme y morir.
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Perdón por el párrafo divagado introducido en este texto, pero la verdad es que en este momento puedo permitirme pocos lujos y este es uno de ellos. Soy libre de escribir lo que quiero y como lo quiero, aún cuando estoy varada en este asqueroso aeropuerto, a sólo hora y media de mi casa y con tantos millones de cosas que debo de hacer antes de mañana a las 7 AM. "Libre albedrío" como alguien se atrevió un día pronunciar en mi presencia. La elección de sentirme una imbécil por estar acá dependiendo de la buena voluntad de otros para meternos en un vuelo o la elección de sentir que aun cuando me coarten puedo hacer algunas otras cosillas. ESOOOO. Eso me gusta, la LIBERTAD de sentir que mi vida aun la controlo (no sé por cuanto tiempo, pero ¿acaso importa?).
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No quiero ni pensar ni siquiera volver atrás a leer lo que vengo escribiendo, pero seguro que se me fue la mano. ¿Y ahora se quejan? ¿No me decían que lo tenía abandonado? ¿No me preguntaban cuándo volvía? Pues aquí estoy, he vuelto.
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Un gustazo haber compartido muy buenos momentos con ustedes en Montevideo; a los otros, a los que no vi pero que me leen, el gusto del reencuentro aunque sea a través del blog. Porque en definitiva de eso se trata, ¿no?
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Vero
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Nota de la autora 3 días después: ese domingo, tampoco pudimos irnos en el vuelo de las 15:48, debimos esperar hasta el vuelo de las 19:45 (estuvimos 14 horas en el aeropuerto) y allí si, los astros, todos los dioses y todas las plegarias se conjuraron para meternos en ese bendito avión que nos traería de vuelta a casa. Eso, de vuelta a casa, porque así lo sentíamos Maxi y yo...

2 Comments:

At 12:07 p. m., Anonymous Anónimo said...

HOOOLAAAA VEROOO!!!
Qué plantón!!! Pero bueno, me alegro mucho de leerte y saber que llegaron, aunque cansados, sanos y salvos....al hogar, dulce hogar.
Besos,
Valery

 
At 12:14 p. m., Blogger VeroMontreal said...

Holiiiiiiiiiiiiii!!!!
Y si al final llegamos, como siempre una odisea, pero qué le vamos a hacer ya estamos acostumbrados...

Muchos mas besos para ti,

Vero

PD: perdon por no haberte devuelto el llamado, andaba a mil!

 

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