Corolario de "Epoca de dar y recibir"
Cuando entramos a casa esta tarde, resolví golpearle y preguntarle si quería la famosa camita. ¡Hubieran visto la cara de la mujer! Me invito a entrar a su casa. Un apartamento tan triste que sentí inmediatamente mi corazón replegarse sobre si mismo. Un dormitorio con dos colchones en el piso. Un mobiliario desolador y recompuesto. No puedo evitar pensar cuan rápido sucedió todo para mi familia (me refiero a la emigración). Pensar que tuvimos nuestros ángeles que nos cuidaron, nos dieron una mano y un consuelo cuando más lo necesitábamos y sobre todo, nos protegieron en todo momento.
Enseguida ella aceptó la oferta, alegando su falta de tiempo para procurarle una camita a su pequeño, aunque estoy segura de que es más un tema de dinero que otra cosa. Vino a buscar la desarmada cama y la ayude a llevarla. Cuando vuelvo, mis hombres jugaban en el piso ajenos a toda esta realidad. Le digo a Nico: sé que estas cansado, pero ¿no podrías armarle la camita a esta señora? Refunfuñó un poco (como siempre) pero no se pudo negar al escuchar mi impresionado relato. Contenta, fui a golpearle otra vez. Ella no quería más ayuda, bajo el pretexto de no molestar, pero al no tener las herramientas y al ver que yo le sonreía (en general, cuando sonrío consigo muchas cosas…) no se pudo negar. Volvimos con las partes y a pesar de que Maxi correteaba alrededor de ellas, logramos armarla en menos de 15 minutos. Satisfechos, volvimos a golpear y entregamos la camita a su destinatario.
Si creen que ésta fue nuestra época de dar… están en lo correcto. Si creen que mañana recibiremos por lo de esta tarde… se equivocan. Nuestra época de recibir ya la vivimos y ahora es nuestro turno de devolver (seguramente no a las mismas personas) un poquito de lo mucho que recibimos hace casi ya 2 años. Esta noche, cuando vea descansar a mi hijo en su nueva cama, recordaré que existe también otro chiquillo que estrena cama...
Para terminar, me gustaría decirles que no es generoso quien da lo que le sobra, sino quien ofrece desinteresadamente. Dimos una cama que nos sobraba, pero ofrecimos en ese acto nuestro tiempo y pusimos nuestro corazón en cada uno de los tornillos y en la entrega. Esa es la imagen que quiero que se guarden.
Vero
Ah, por cierto, hoy me sucedió algo fantástico, que quise compartir con alguien que quiero mucho y que siempre me dice cuanto le doy. Sin embargo, me voy a dormir sin poder hacerlo… me pregunto si esto es parte de mi aprendizaje…
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home