lunes, junio 05, 2006

Época de dar y de recibir

Hay un tiempo para todo y un momento justo, casi predeterminado, en el que debemos comenzar a hacerlo. No puedo decir cuando comenzó, aunque tengo la sensación de que siempre estuvo allí. Que es parte de mí, desde mis albores. Es la segunda vez, en muy corto tiempo, que alguien me dice que doy mucho, que recibo menos y lo más importante desean saber cómo manejo esta situación, me refiero a las desilusiones que sobrevienen cuando uno siente que da más de lo que recibe. Dar y recibir es la misma cosa, y el que da esperando recibir equivoca la salida. No podrá recibir si cree que tendrá que dar algo a cambio. La felicidad de dar trae (no simultáneamente, sino luego), la felicidad de recibir, sin que esto implique que uno recibirá necesariamente de la misma persona a la que le ofreció algo. Hay que saber dar, hay que aprender a recibir. Me refiero por ejemplo, a cuando salimos apurados en la mañana y nos llevamos a todos los que se nos cruzan en el camino. En vez de caminarlos por arriba, si tan sólo aminoramos el paso y sonreímos, ¿no notamos que nuestro día es ligeramente mejor? Regalar una sonrisa, ofrecer un abrazo, sostener una puerta, dar los buenos días, acariciar tiernamente un niño, consolar a nuestra amiga, sostener a nuestro amigo, cosas tan insignificantes que damos (algunos) sin esperar nada a cambio. Cuando esos mínimos gestos me son retribuidos, mi corazón estalla de felicidad. No porque lo haya hecho esperando retribución ninguna, sino porque significa que no estoy sola en esta cruzada, que mi lucha no es única y que hay muchas almas por allí que comparten mi misma manera de ver, y tal vez de aceptar, este mundo.

¿Si alguna vez me siento defraudada? ¡Claro que me sucede! Me pasa millones de veces, a veces me suele suceder más de una vez en el mismo día. Otras veces, cuando estoy en la cúspide de mi autoaprendizaje, me sucede con menos frecuencia. ¿Qué como lo manejo? Intento aprender… pero si, es sólo un intento. Entre las cosas que pienso, es que yo también le debo de estar fallando a alguien. Que alguien por allí debe estar esperando otra actitud mía y yo no se la doy. No porque no quiera, no porque no la tenga, sino simplemente porque no me doy cuenta. Y entonces, vuelvo al punto de partida y me cuestiono si esa persona de la que espero “tanto” no será que no quiere dar sino que no se da cuenta. Aclaro que esto no significa que todo esté bien y que suceda lo que suceda así será por siempre, significa que yo simplemente seguiré dando (mucho o poco) como hasta ahora y que hace tiempo que comencé a recibir lo que me dan con la misma alegría y sin medir si es más o es menos de lo que di…

Vero

2 Comments:

At 10:43 a. m., Anonymous Anónimo said...

Sí Vero, la vida es un constante dar y recibir, y esto es una necesidad.
Si damos sin esperar nada a cambio, nos sentimos útiles y nos da satisfacciones. Es un compartir sin condiciones.
Pero nada queda sin recompensa, todo se devuelve.
Y así es como tú decís, que de pronto no es la persona a quien tú das quien te responde, pero alguien lo hará en un futuro.
El no saber dar es un estado de pobreza, y dar para recibir es malo, pero dar sin recibir es triste.
Gracias por darnos tu tiempo, tus energías, tus pensamientos, tus vivencias, en este blog.
Besos
Brenda

 
At 2:54 p. m., Blogger VeroMontreal said...

Es asi, dar y recibir termina siendo parte de lo mismo.
Coincido contigo en que es bien triste dar sin recibir, quizas sea lo peor de todo...
Continuar este blog los ultimos tiempos me ha resultado dificil, sobretodo porque carezco de lo mas preciado: el tiempo. Tiempo para hacer las cosas bien y para transmitirlas como me gusta. A pesar de ello me la rebusco y logro dejarles algo, aunque no con la frecuencia que me gustaria. Hacerlo me satisface plenamente, al igual que tu, recibo muy agradecida tus comentarios.
Gracias a ti por estar siempre firme y acompaniarme.
Infinitos besos
Vero

 

Publicar un comentario

<< Home


Estadisticas de visitas