Hasta el cansancio!

Acabo de terminar de leer La República, como todas las mañanas, y estoy a punto de reventar.
Tres noticias que me hicieron juntar mucha presión y no puedo evitar dejar de comentar:
1) tenía 27 años, la mató su ex porque se casaba hoy con otro, ya la había amenazado con anterioridad
2) muchacha de 23 años, le robaron el reloj, 700 pesos y sus championes, no conformes la patearon salvajemente y perdió su embarazo de pocas semanas
3) violaron a una mujer de 40 años que vivía en una carpa en un parque en Colonia, estaba allí luego se separarse de su esposo y encima le era negado el acceso a sus hijas

¿Cuánto hace que TODO el mundo salió a festejar y a proclamar el Día Internacional de la Mujer? Tengo mala memoria o ¿fue antes de ayer eso? ¿Qué sucede en este mundo cada vez más deshumanizado? ¿Aquí es donde estoy criando a mi hijo varón? ¿En qué quedaron todos aquellos valores que aprendíamos y transmitíamos a las siguientes generaciones?
Cuando hace dos días todo el mundo se llenaba la boca sobre los derechos que las mujeres hemos ido adquiriendo en el último siglo y acentuando en las últimas décadas…
Cuando muchos llenaron mi casilla de correo electrónico con hermosas cadenas y power point con mensajes proclamando cuan maravillosas somos….
¡Qué poca memoria que tenemos!
No quiero ser injusta y meter a todas las personas, hombres y mujeres en la misma bolsa. Decir que todos son iguales y no nos valoran seria un tremendo error. Pero toda esta violencia urbana dirigida en particular hacia las mujeres me ofende. Me siento altamente agredida aunque nadie me haya tocado un pelo. Cosa que para los que me conocen no seria nada difícil violentarme, al menos físicamente, pues mi casi metro cincuenta es fácilmente asequible por cualquier depredador. Lo que si no se me puede amedrentar es mi fuerza interior y eso ustedes también lo saben. Por eso esto es un grito. Es un llamado a todos ustedes. No podemos permitir que estas cosas sigan sucediendo. Aparezcan en nuestros noticieros y las consumamos como normales. No es normal denigrar a ningún ser humano, sea hombre o mujer, niño o anciano, blanco o negro, ciudadano o inmigrante. Yo ya comencé a actuar, primero lo comunico. Digo que no estoy de acuerdo y lo haré hasta el cansancio. Segundo, intento en el error o en el acierto, hacer que mi hijo varón comprenda que hay cosas que no son normales, que no están bien. Y prefiero que mañana una mujer lo trate mal por haberle abierto la puerta en gesto supremo de caballerosidad, a que la lastime tanto física como emocionalmente por no haber sido capaz de comprender que ésta no lo amaba más. Y si, es mi elección. Elijo educar sobre esas bases a mi hijo. Y quien no este de acuerdo, allá él, con su vida y con su conciencia.
¡He dicho!

Vero