Objetivos casi cumplidos

Acabo de recibir correo de mis compinches yorugas, es decir de mis amigas. Esas dos que prefieren contarme lo que les parecen mis post en privado, y no hacerlo público. Como si yo no las fuese a dejar pegadas acá con lo que ellas me dicen. Creo que aún no terminan de conocerme. Jaja!
Me cuentan, por separado (aclaro esto porque a veces me contestan juntas!), que ellas también se habían planificado mil y una cosa para hacer. Claro que tenían toda una semana y no 4 miserables días como los míos. Que dicho sea de paso, se me pasaron volando en algunos momentos y en otros se me hicieron interminables. Están intrigadas, quieren saber si pude con todo lo que quería hacer. Intuyo que algun@ más (de l@s que también me leen sin dejar comentarios por aquí), querrá también saber si cumplí mis objetivos. Así que acá va lo que pude y lo que quedó para algún otro día.

El viernes lo dediqué a no hacer nada, excepto por dos cosas. La primera, terminar ese insoportable libro con el que venia luchando desde hace meses (aclaro que el medio me leí dos más!). Porfiada in extremis, muchos me habían dicho ya que lo largara, pero como lo quiero comentar, no hice caso y me lo terminé de leer. Lo segundo, empecé a escribir sobre una visita y las fotos que tengo para colgar aquí en el blog. Sinceramente, siento que di vueltas y más vueltas y cuando quise acordar era noche y me fui a dormir con la sensación de que no había hecho nada. Pensé que arrancaba mal, pero claro me consolaba pensar que aún me quedaban unos cuantos días.
La mañana del sábado estaba ya destinada a mis mandados. Y así sucedió. Satisfecha pues a primera hora de la tarde ya tenía otros temas más resueltos, como ser el almuerzo de Pascuas y los famosos conejos de chocolate. La limpieza de mi casa, no me quedaba otra que arremeter, pues ya dije que parecía Sarajevo en sus peores épocas. Así que me remangue el sábado a la tarde y el domingo era todo un jaspe. Tanto me entusiasmé que mi planchada habitual de los domingos a la noche, sucedió en la mañana pascual. El cine de Maxi ya lo leyeron así que también vieron que lo pude hacer, el domingo por la tarde.
Ayer lunes me puse al día con mis correos, aunque debo confesar que me faltó uno. Me resulta imposible escribir obligada y no le pude responder. No sé porqué aclaro esto, pues conociéndome es casi obvio. Como sé que nunca llegará a pasar por este blog, me animo a contarles algo más de él. Me escribió sólo porque necesita algo y eso me rompe soberanamente. En año y medio solo recibí un par de correos y bendita casualidad: siempre fue para pedir algo. La verdad no siento ganas ni siquiera de contestarle eso.
La mañana de ayer también resultó ser provechosa pues aprovechamos a resolver un tema de Maxi, algo que veníamos postergando. Prendida como estoy de mi nuevo libro que arranqué el domingo a la noche, la tarde del lunes transcurrió tranquilamente en mi sillón preferido leyendo. A la noche terminé lo que les colgaré a continuación, así que como ven, estoy contenta pues no solamente hice casi todo lo que tenía pensado sino que también pude entrarle a otros tantos pendientes. Lo que si me faltó hacer, fue dar mi paseo por el parque. La verdad es que el tiempo no acompañó y encima tampoco me sobró. Me quedé con las ganas de saborear la primavera...

Este post es dedicado especialmente para mi querida y valiente amiga Brenda, quien además de darse su vuelta por aquí a leer, se anima y comenta!

Vero