jueves, abril 13, 2006

Miradas intimistas pero no simplistas VI

Recuerdos

Estoy parada delante de nuestra cama. No puedo evitar recordar tantas cosas. ¡Es que te extraño tanto! ¿Recordás cuando aquella amiga en común que moría por ti nos presentó? Aún puedo sentir aquellas mariposas revoloteando mi estómago en nuestra primera salida. Y el día de nuestra boda, estabas tan elegante con ese traje de alpaca azul. Recuerdo tu mirada cuando me acercaba al altar, sabia que permaneceríamos juntos por siempre. ¿Y el desastre de mi primer almuerzo en nuestra luna de miel? Aún sonrío al recordar tu cara al ver mi pollo quemado, y más aún, tu ternura infinita, queriendo minimizar el hecho de haber arruinado nuestra cena de Navidad.
Mi amor, ¿te acordás cuando nos enteramos que estábamos embarazados? Y cuando nuestro primer hijo decidió llegar, que si ya es la hora, que si nos vamos al hospital…
Y cuando vinieron los mellizos, si que la vida se nos complicó. Luego los colegios, los cursos de inglés y los partidos de fútbol. Levantarse a la madrugada para comprobar que entraban bien y con el coche entero. La entrada a la Universidad y los primeros desengaños amorosos.
¿Recordás cuando el mayor nos hizo abuelos? ¿Y cuando los mellizos se terminaron casando con las hermanas de al lado de nuestra casita de balneario?
Cuántos momentos extraordinarios que vivimos, ¿verdad?
No puedo evitar recordar todos esos maravillosos años que pasamos juntos. Vivir a tu lado era experimentar cosas nuevas todos los días. Y aunque has perdido buena parte de tu cabellera, se ha instalado esa pancita de la que reniegas, y varias arrugas recorren tu rostro, yo te sigo encontrando hermoso y encantador.
Cuando los chicos comenzaron a dejar el hogar, pudimos retomar nuestro antiguo contacto. Ese que disfrutábamos tanto. Quedarnos en nuestro jardín, conversando sobre todo y sobre nada, filosofando sobre la vida, perdiéndonos en nuestros sueños y en las metas que habíamos logrado juntos…
Mi amor, no te entretengo más. Tú debes levantarte y yo no dispongo de mucho tiempo más. Por cierto, antes de irme, no te olvides que hoy es nuestro aniversario. Me haría muy feliz que volvieses a colocar, como todos estos años desde mi partida, mi flor preferida en nuestra foto de casamiento.

Vero

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2 Comments:

At 11:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Hola Vero, encuentro muy interesante tu forma de integrar la muerte como parte de la vida, es algo que me sucede todos los dias cuando hablo con Stella (mi hermana), que por suerte dejó de sufrir.
Felicito tu privilegiada imaginacion y su desarrollo literario.

 
At 11:40 a. m., Blogger VeroMontreal said...

Hola Gonzalo,
exactamente eso, la muerte no como tabú, sino como parte integrante de nuestra vida. De Stella perdura todo el amor que sembró en ti y en los suyos. Me alegro de no ser la única que se comunica de esta manera con sus afectos.

Como ya escribí, “la muerte no existe, sólo existe la vida o su ausencia y ser inmortal no es no morirse sino encender en otros corazones la llama de la libertad, de la justicia y del amor para perdurar en su recuerdo”.
Eso es lo que hizo Stella en ti!

Gracias por tu visita.

Besos

Vero

 

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