Reflexiones de jueves (o de vida?)
Cuando en aquel noviembre fuimos mucho más que dos, pensaste que tu corazón estallaría de amor una vez más. Es que él es tan grande que aún puede albergar otro amor, uno distinto al que me profesas. Así, tú y yo, nos adentramos en otra etapa de nuestras vidas, mucho más cómplices. Nuevamente continuaste enseñándome, y a pesar de que soy un tanto cabeza dura, sabes que finalmente reconsidero haciendo caso de tus recomendaciones la mayoría de las veces. Aunque te concedo el beneficio de que tu tarea no ha sido fácil, sobre todo por esa parte tan contestaria que tengo.
Así aquella fatídica tarde de junio, cuando muy suelta de cuerpo te anuncié que partiría de tu lado, creíste morir, llorando en silencio. Sabias que triunfaría, pues nunca dudaste de mí, pero el dolor tan intenso que sentías, creías que no serias capaz de superarlo. Y ya ves, nunca me alejé; sigo contigo, cada mañana cuando al abrir los ojos, constatas que pasé por tus sueños, cada noche, cuando me dedicas esa oración que le rezas a tu Dios.
Aprendí a ser tu hija mientras tú aprendías a ser mi mamá, y mientras transito mi vida, aprendo a ser mamá (y me esmero en ser mejor hija) mientras tú aprendes a ser abuela (esforzándote por ser mejor mamá), aún a pesar de la distancia. Sé que algún día te irás, más nunca te alejarás de mi. Es que estás demasiado grabada a fuego en mí.
Me enseñaste a decir te quiero y a que es tan importante hacerlo sentir como decirlo, así que: ¡MAMI TE QUIERO!
Vero
Nota: Esta mañana recibí un correo de una ex-colega de Montevideo quien me anuncia que está embarazada por primera vez (supongo que mis amigas aún no lo saben, pues no me han comentado nada al respecto). Esto sumado a algo importante que me sucedió ayer (leído y sentido) me hace reflexionar, así que decidí regalarles esta vez una mirada por cierto muy íntima y profunda...
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home