martes, diciembre 19, 2006

SaludándoTE


En estas épocas festivas, es común que nuestro correo comience a recibir grandes cantidades de saludos navideños y fuertes deseos de prosperidad para el año entrante. Todos parecen estar de muy buen ánimo, las diferencias simulan dejarse de lado sólo por un instante y todos solemos tener pensamientos y acciones responsables y respetuosas enfrente de nuestros semejantes. Es lo que llamo “Efecto Navidad”, todos somos buenos y geniales, todos nos amamos muchísimo y nos deseamos lo mejor.

Yo me pregunto, ¿y qué pasa al día siguiente? ¿y los días siguientes a ese?

Me reconozco una persona fiel a sus convicciones e ideales, y por respeto a ellos creo que es mi deber mantenerlos durante todo el año y no solamente en este período en particular. Pienso en que de que sirve mandarte una postal si en todo el año, no fui capaz de recordarte el día de tu cumpleaños o de mandarte una frase de ánimo en la fecha que tu mama partió de este mundo. O sencillamente escribirte unas pocas líneas para saber si todo va bien. ¿Cuál es el valor de un párrafo, copiado y pegado ene veces y dirigido a varias personas? Me pongo vieja y me pongo cada vez más quisquillosa. Es que constato como mi ilusión y pretensión de lo que debería ser el mundo, se aleja inexorablemente más y más. Pero hay algo que no me abandona, sigo creyendo en el poder de un simple gesto!

Dejemos de lado los saludos comerciales, de esos mi casilla está últimamente infestada. De esos debería de infestar yo otras varias casillas. La verdad, aún no he podido hacerlo. Debo de reconocer que tengo un proveedor que tuvo un gesto que supo emocionarme. Encontré ayer sobre mi escritorio, un cuadro que lleva escrito mi nombre con la caligrafía china. Habíamos hablado muy por arriba al respecto, se acordó y me lo obsequió. Es claro que la próxima vez que necesite servicios como el que él ofrece, lo recordaré y seguramente recurriré a él primero antes que llamar a un desconocido. Su gesto habrá entonces surtido efecto. O también podría ser más ingenua y creer que simplemente lo hizo de corazón sin esperar nada a cambio (hhuuummmm, dejémosla ahí). Casi como si estuviera escuchando el reproche de mi hermana, prefiero entonces creer mejor en la segunda opción y dejar atravesar mi coraza al menos una vez antes de fin de año.

Mi lista de saludos navideños personalizados cada vez se achica más. Esto es por varias razones. Conocidos tengo millones, amigos sólo unos pocos. Familia que recuerda que habito a más de 11 mil Km., poca, en realidad es casi la misma gente (política o de sangre) que recordaba en aquella época que vivíamos a menos de 10 cuadras de distancia en la misma ciudad, en el mismo territorio. Esa gente que uno sólo ve en los casamientos porque hay que invitarla pues son de la familia y que la siguiente vez que uno los ve es lamentablemente en el velorio de algún tío viejo, lo siento no me dan ganas de mandarle ningún saludo navideño.
Es cierto, la que decidió irse fui yo, y lo asumo todas y cada una de las mañanas ni bien tengo la oportunidad de constatar que aun respiro. Vivo todos los días con mis decisiones. En el error y en el acierto de ellas. No las olvido jamás. Pero así como yo decidí irme, muchos otros decidieron acompañarme en este transcurrir, en esta otra etapa de mi vida, sin que eso implique que están de acuerdo con mis decisiones (sino preguntarle a mi mamá o a mi suegra). Y están también aquellos que decidieron seguirme en esta locura del blog. Es a toda esta gente a la que si me dan ganas de mandarle un saludo navideño. Para ellos, me brota desde lo más profundo desearles lo mejor para este 2007, pero lo que más les deseo es que me dejen seguir compartiendo nuestras vidas, la mía y la de ellos, porque de eso se trata al final, ¿no? De estar juntos todo el año, familia y amigos, y no solamente acercarse cuando transcurren estos tiempos festivos.

Para todos esos que están presentes en mi corazón todos y cada uno de los días de mi vida, lleguen entonces mis mejores deseos de unos duraderos tiempos de paz y felicidad. Que el nuevo año sea visto como una época de energías renovadas, donde todo aún puede ser posible, incluso aquello que creemos que nunca podrá ser realizable. Que la esperanza no los abandone y si en algún momento llegaran a flaquear, recuerden que saben donde encontrarme, siempre dispuesta a escuchar, a dar algún consejito (de metereta nomás y por no poder con mi inherente condición) pero sobre todo a apoyarlos incondicionalmente en todas vuestras decisiones.

Un beso enorme, los quiere,

Vero


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