viernes, noviembre 24, 2006

Lo prometido ya no es deuda...

Pequeña muestra de nuestro árbol de Navidad de este 2006!

Tal y como lo había anunciado, lo armé ese fin de semana. El domingo 12 de noviembre teníamos nuestro árbol pronto! Luego vinieron dos semanas bastante movidas, pero no menos interesantes, que por suerte se terminan hoy... con un almuerzo de trabajo.

Cómo no pretender tener este stress estomacal si vivo corriendo de un lado para otro, de un evento para otro, con dead lines todo el tiempo!!! (No pregunten y menos me rezonguen, pero... aún no fui al gastroenterólogo, como tuve otro cólico y son cada vez peores, no me queda otro remedio que ir. Parece ser que la autosanación no me resultó. Aunque saben qué? Sé bien qué es lo que me dejaría como nueva... pero como muchas cosas en esta vida, eso no es posible... Así que trataré de conseguir mi visita con el gastro!!)

Estoy contenta, recién el lunes podré meterle mano a un proyecto que tengo desde hace más de dos meses y que no he podido hacer avanzar... veremos como resulta el boletín electrónico que preparo.

Lo que por cierto, me hace darme cuenta de lo mediática que me he puesto en este año. Se acuerdan que estuve en el diario en mayo? Bueno, la semana pasada estuve en la radio, EN DIRECTO (y en francés OBVIO!)... toda una experiencia! Parece ser que tan mal no lo hice, pues tengo ya agendadas dos entrevistas una para la primera semana de febrero y la otra para abril 2007 (así funciona A VECES el primer mundo, con mucha antelación...)

Qué me cuentan?

Vero

jueves, noviembre 09, 2006

Qué comiencen los festejos!

Pasados los festejos del cumple de Maxi, pareciera que todo debería retomar su camino habitual y que la calma se instalará nuevamente en el hogar. Error !!
El festejo de su cumple marca, ni más ni menos, el inicio de una temporada festiva en nuestro hogar, que se extiende hasta aproximadamente el 15 de enero, coincidiendo con el desarme del árbol de Navidad. Pasamos por la tan repetida pregunta: est-ce que podemos armar el árbol?, la espera de visitas del exterior, la llegada de Papá Noel, el cumple de Nico, el de Pucky, fin de año, mi cumple, el 6 enero y la tan repetida frase: est-ce que podemos dejar el árbol armado unos días más?

En los días previos a su cumpleaños, Maxi comienza a sentir un cierto ánimo de Navidad, lo cual lo incita a pedir en repetidas ocasiones que armeMOS el famoso árbol. Lo digo en plural, porque es un momento disfrutado a pleno por los tres y donde cada uno tiene su activa participación. Al principio, es fácil calmarlo diciéndole que primero debe de suceder su aniversario y que luego será el momento de armarlo.

Pero una vez que pasaron los festejos... vuelve a la carga. Los dos años anteriores, logré llevarlo hasta casi el último fin de semana de noviembre, pero este año sé que la batalla está perdida de avance y la verdad es que lo acepto hasta con alegría. Es decir, este año el árbol de Navidad será instalado oficialmente este fin de semana. Esto es debido a que no solamente la presión es fuerte sino a que el fin de semana siguiente tendré que trabajar en otro Salón. Sinceramente, no tengo corazón para dejarlo esperando por su árbol y todo lo que implica, durante más de 15 días hasta que me libere de mis obligaciones.

Hace dos días me preguntaba cuántos “dodos” faltan para que llegue Papá Noel. Aquí, les decimos “dodo” al hecho de irse a dormir. Cierto es que un dodo puede ser una siesta, pero cuando los niños preguntan cuántos de ellos faltan, suelen referirse a cuántas veces deben irse a dormir para que el gran acontecimiento que esperan suceda. En un rápido pero vago cálculo, le mostré los diez dedos de mis manos como 4 veces. Respuesta: ¡mami, eso es un montonazo! Ayer recojo el periódico como todas las mañanas y gran sorpresa cuando, en plena portada, leo que : ¡Faltan 47 DODOS de aquí a Navidad!

Y es que es así. Pasado Halloween, ya todo el mundo tiene en mente la Navidad, no solamente Maxi. Hasta el del canal de la meteorología se preguntaba si tendríamos nieve o no para esa época! Los comercios, tiendas y grandes superficies empiezan a estar adornados. La publicidad que recibimos desde hace ya dos semanas está invadida de adornos para el árbol y de “ideas y posibles” regalos. Comienzan los primeros desfiles de Navidad. Sin ir más lejos, el primero, por el este de la isla, será mañana viernes.

Empezamos a preparar un tiempo festivo. Esta será nuestra tercera Navidad en el Norte. Sin duda alguna también será diferente. Esto es porque entre otras cosas, recibmos dos personas muy queridas en nuestro hogar. Vienen desde Estados Unidos aunque son uruguayos como nosotros. Hace más de 3 años que no nos vemos. Los que me conocen, saben bien cuánto me gusta tener invitados en casa. Ya se respira un airecito diferente en el hogar...

Declaro entonces, oficialmente abierta la temporada 2006-2007 de festejos!


Vero

viernes, noviembre 03, 2006

Despertares

Hoy es 3... 3 de noviembre. No es cualquier día y sin embargo es un viernes como cualquier otro. Hace 4 años era domingo. Hace 4 años estaba con una panza enorme y parecía una pequeña ballena a punto de encallar. Faltaba poco tiempo para tener en brazos a Maxi. Estábamos todos muy ansiosos. Era una cesárea programada para el día siguiente. Era un bebé muy esperado. Nadie hablaba de los miedos comprehensibles que todos teníamos. Que fuera sanito, que nada se complicara, que ambos estuviésemos bien, etc., etc. Yo estaba tranquila y confiada, aunque confieso que estaba un poco nerviosa.
Recuerdo que ese día almorzámos en casa de mi suegra un rico asado. Sacamos las últimas fotos de la panza. Es que tengo una firme creencia de que las personas necesitamos registros gráficos para crecer y construir nuestro pasado, ese del que sólo escuchamos hablar a los mayores y del que casi nada recordamos. Luego, fuimos de visita a la casa de quien sería el padrino de Maxi. Recuerdo haberme encontrado con otra panza, otra chica amiga de la familia, que esperaba para unos días después. Total que ambas tuvimos a nuestros hijos casi al mismo tiempo.

... Y finalmente llego el tan esperado día. Luego de algunas complicaciones en el transcurso de esas 40 semanas de gestación, al fin en pocas horas, seríamos la familia que tanto anhelábamos. Es increíble como mientras escribo, todos los recuerdos, de lo más vívidos, se agolpan uno detrás del otro como si hubiesen pasado apenas ayer. Cierto es que los que me conocen, saben de mi memoria prodigiosa. Recuerdo la llegada al sanatorio a las once de la mañana junto a Nico y mi mamá, cuando nos dieron la habitación, la siesta que me dormí antes de las dos de la tarde que fue cuando me vinieron a buscar y en el medio que llegaron mi suegra y Marcos quienes hablaban bajito para no despertarme y se reían ante mi siesta comentando lo preocupada que yo estaba!!! Recuerdo el reparto de bienes (es decir les legaba a mi hermana, mi mamá y mi suegra una cosa mía a cada una de ellas en el eventual caso de que algo me sucediera) y los disparates que me dijeron. Recuerdo el rostro preocupado de Nico ante la partida. La mirada confiante de mi mamá y la sonrisa optimista de mi suegra.

... Es increíble como aún 4 años después el sólo recordar ese día oprime mi pecho y cierra mi garganta. Sería bastante más fácil terminar este relato diciendo que finalmente mi hijo nació sin problemas y que todo estuvo bien. Que yo me sentí espléndida luego de la cesárea y que el martes a la mañana ya estaba de pie tomando mi acostumbrada ducha matinal. Que dos días después ya estábamos de vuelta en casa y que teníamos un bebé divino y hermoso que comía y dormía todo el tiempo, al que no se le conocía llanto alguno, a no ser por tres razones específicas: que tuviese hambre, sueño o que fuese la hora de su cambio de pañal.

... Pero aún si todo esto es cierto, algo cambió para siempre ese 4 de noviembre de 2002 en muchas de las vidas de las personas que nos rodean, pero sobre todo en la mía. Y no es solamente porque nació mi primogénito. Sino que es porque ese día yo también volví a nacer. Algo inesperado sucedió mientras yo me encontraba en block de recuperación. Mi organismo reaccionó adversamente a alguna(s) de todas las drogas suministradas y yo creí morir en el momento en que comprendí que no podía respirar por mi misma. Eran exactamente las 16 horas del 4 de noviembre de 2002 cuando la lucha comenzó. Reaccionaria por naturaleza pero como medio de supervivencia también, al principio la lucha por respirar fue encarnizada. Imposible doblegarme, pero el aire no entraba. Mientras varios médicos y enfermeras se reunían alrededor de mí, yo podía sentir la desesperación que reinaba en el ambiente. Llegó un momento en el que tuve que afrontar la realidad y sentir que perdía mi lucha. Cuando reconocí que mi momento había llegado y acepté que nunca llegaría a conocer la carita de mi bebé ni escucharlo llamarme mamá, fue cuando una immensa paz me invadió. Recuerdo claramente que comencé a rezar el Padre Nuestro. No pedía la salvación, sólo acomodaba el cuerpo junto a esta paz que sentía. En ese momento, las alarmas dejaron de sonar, la mano que me sostenía me apretó con más fuerza y pude sentir por primera vez como mis pulmones se llenaban de vida nuevamente.

Muchas veces estuve tentada de describir esta experiencia. Pocas veces la narré desde lo más profundo como ahora. Seguro no estaba preparada para hacerlo antes de hoy. En ese momento no comprendí cabalmente todo lo que perdería si moría en ese instante. Es sólo cuando, como anoche antes de dormir, Maxi me cuenta algo que lo atemoriza y soy capaz de consolarlo, encontrandole una explicacion adecuada a sus temores, cuando puedo apenas vislumbrar todo lo que me hubiese perdido de no estar aqui...

... Por eso sé que algo cambió en mí. Ahora me atrevo más y tengo menos miedos. Ahora enfrento mis demonios con otras armas. Ahora me permito sentir y vivir en plenitud en el error y en el acierto. Ahora perdono a los que nos ofenden. A los que quiero les digo cuanto los quiero y se los demuestro. A los que no quiero, ellos solitos se dan cuenta de ello. Ahora juzgo menos con la varita de la verdad. Ahora respeto las decisiones de los demás. Ahora decido involucrarme aunque sé que puedo salir lastimada. Ahora me arriesgo a pesar de saber que me puedo equivocar. Ahora me equivoco, me caigo, sufro y lloro, pero comprendo que siempre hay un mañana y otras posibilidades y que mientras transite esta vida vale la pena vivirla al máximo aunque muchas veces me obliguen a bajarme de mi nube de felicidad.


Nací un 3 de enero de 1974 a las 5 y media de la mañana. Aprendí a vivir un 4 de noviembre de 2002 a las 16 y 15 horas.

Vero


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