lunes, agosto 28, 2006

Atravieso una…

mirada…

… desde adentro y desde afuera
desde Montreal y desde mis raíces
desde lo implícito y lo explícito
desde lo que puedo dar y lo que no
desde mi alegría y mi tristeza
desde mi euforia y mi languidez
desde mis máximos y mis mínimos
desde mi libertad y mis límites

y más allá de lo que soy y lo que dejo de ser.

Vero

PD: a modo de recompensa, disfruten una de las canciones de la Piaf que más me gusta…


Powered by Castpost

Edith Piaf À quoi ça sert l'amour ?

A quoi ça sert l'amour?
¿Para qué sirve el amor?
On raconte toujours
Cuentan siempre
Des histoires insensées.
Historias sin sentido

A quoi ça sert d'aimer?
¿Para qué sirve amar?
L'amour ne s'explique pas !
El amor no se explica
C'est une chose comme ça,
Es una cosa así
Qui vient on ne sait d'où
Que llega vaya uno a saber de dónde
Et vous prend tout à coup.
Y te toma de sorpresa.

Moi, j'ai entendu dire
Yo, he escuchado decir
Que l'amour fait souffrir,
Que el amor hace sufrir
Que l'amour fait pleurer.
Que el amor hace llorar
A quoi ça sert d'aimer ?
¿Para qué sirve amar?

L'amour ça sert à quoi ?
El amor ¿para qué sirve?
A nous donner d' la joie
Para darnos felicidad
Avec des larmes aux yeux...
Con lágrimas en los ojos...
C'est triste et merveilleux !
¡Es triste y es maravilloso!

Pourtant on dit souvent
Sin embargo, a menudo dicen
Que l'amour est décevant,
Que el amor decepciona
Qu'il y en a un sur deux
Que hay uno de dos
Qui n'est jamais heureux...
Que no es jamás feliz…


Même quand on l'a perdu,
Incluso cuando se ha perdido
L'amour qu'on a connu
El amor que hemos conocido
Vous laisse un goùt de miel.
Te deja un sabor a miel
L'amour c'est éternel !
¡El amor es eterno!

Tout ça, c'est très joli,
Todo esto es muy lindo
Mais quand tout est fini,
Pero cuando todo termina
Il ne vous reste rien
No te queda más nada
Qu'un immense chagrin...
Que una pena inmensa...

Tout ce qui maintenant
Todo esto que ahora
Te semble déchirant,
Te parece desgarrador,
Demain, sera pour toi
Mañana sera para ti
Un souvenir de joie!
¡Un feliz recuerdo!

En somme, si j'ai compris,
Finalmente, si entendi bien
Sans amour dans la vie,
Sin amor en la vida
Sans ses joies, ses chagrins,
Sin sus alegrías, sus penas
On a vécu pour rien ?
¿Vivimos para nada?

Mais oui ! Regarde-moi !
¡Pero si! ¡Mirame!
A chaque fois j'y crois
Cada vez que creo
Et j'y croirai toujours...
Y creeré siempre...
Ça sert à ça, l'amour !
¡Sirve para eso el amor!
Mais toi, t'es le dernier,
Pero tú, eres el último,
Mais toi, t'es le premier !
Pero tú, ¡eres el primero!
Avant toi, 'y avait rien,
Antes que tú, no había nada
Avec toi je suis bien !
¡Contigo estoy bien!
C'est toi que je voulais,
Eres tú a quien quiero
C'est toi qu'il me fallait !
¡Eres tú quien me hacia falta!
Toi qui j'aimerai toujours...
Tu eres a quien amaré por siempre
Ça sert à ça, l'amour !...
¡Sirve para eso el amor !...

sábado, agosto 19, 2006

19 y 20 de agosto

Entre otros eventos importantes que suceden en mi vida los días 19 y 20 de agosto, y que recuerdo con sumo placer, está la fecha de cumpleaños de mi viejita. Claro, a esta altura parece figurita repetida, ya que me refiero nuevamente a mi abuela Luisa. Será que siempre me quedó en el recuerdo aquello que me dijo un buen amigo el día que ella murió, que ella no desaparecería pues al perdurar en la memoria y en el corazón de quienes la queremos, permanecería por siempre aunque su cuerpo ya no perteneciera más a este mundo.

En fin, otras de las cosas importantes que suceden este fin de semana, es que está también el cumpleaños de mi amiga Claudine (Francia) y de mi amigo Marcelo (Uruguay) y por supuesto, no menos importante por ser nombrado al final, es también fecha de mi casamiento. Como ven ¡muchos eventos para ser festejados!

Así que mientras me voy a comenzar los festejos, les dejo la foto que les prometí hace tiempo, sobre aquel viaje que realizáramos mi abuela y yo en 1994 a Chile y del que ya les conté aquí mismo en el blog.

Se aceptan todas las felicitaciones. Comentarios respecto de cuan joven era yo en esa época y de cómo pasan los años, FAVOR ABSTENERSE. Gracias. (Ya es bastante que uno se de cuenta como para que los demás se lo estén recordando, JAJA!!)


Vero

El y yo

Antes de irme al congreso en Francia, leía una crónica sobre el genocidio rwandés, escrito por el periodista (y experto en política internacional) Gil Courtemanche. Situada en la década de los noventa en Rwanda, trata sobre la masacre ocurrida entre dos de sus etnias: los tutsis y los hutus. Narrada por un periodista canadiense que regresa a África, uno se deja llevar por un ágil relato, que mixtura los albores de la masacre hasta los horrores que ello conlleva, junto al amor que él siente por una joven local.

Si bien el libro tiene sus años ya circulando y sus traducciones en varios idiomas, en ese tiempo había sido muy comentado en Montreal, pues estrenaban la película en los cines de la ciudad. Decidí comprarme el libro en vez de ir al cine a ver la película. Con todas mis ganas, comenzamos nuestro camino. Siempre creo que podré con todo y con lo que sea, y partiendo de esta premisa, nunca pensé que esta lectura me afectara de la manera que lo hizo. Faltando menos de 10 páginas para terminar de leerlo, no pude más y lo dejé. Me molesta y mucho dejar las cosas por la mitad. Ni que hablar que un libro es algo que me tengo absolutamente prohibido abandonar por el camino. Entre los preparativos del viaje, las emociones de reencontrar mis amigos que hacia 5 años que no veía, y la logística hogareña, mi libro quedó relegado con las mejores excusas, al fondo del cajón de mi mesa de luz… con su marcador en la fatídica página.

Pasaron 5 semanas desde que lo había dejado. Supuse que conocía el final de la historia y sabía que no lo quería aceptar, pero ¡yo quería saber! Extraña contradicción, ¿verdad? Luego comprendí que estaba demasiado involucrada con mi lectura y que me afectaba enormemente, por eso lo había dejado de lado… pero aun persistía en mi mente, esa morbosa sensación de querer saber como terminaba pero no querer saber al mismo tiempo.

Una tarde, buscaba unos papeles. Y él y yo volvimos a encontrarnos. Marcado donde lo había dejado… esperándome. Resolví que no podía ser tan cobarde y que debía enfrentar este demonio si quería saber el final del libro. Di un largo suspiro. Entreabrí sus páginas y me sumergí en él. Como si todo ese tiempo no hubiese pasado, me bastaron 5 líneas para estar nuevamente inmersa en la trama. Luego de 2 páginas, constato con un poco de recelo, que quizás otro final se avecine. Me animo a hacer una página más. Y así, parada contra la ventana, devoro el final en menos de 10 minutos. Me sorprende, no era lo que yo anticipaba. No, no era posible este final… al menos no de acuerdo a mi sentir ni a mi imaginación. Ni peor ni mejor. Más allá del final, me siento satisfecha de haberlo logrado.

No puedo dejar de pensar en cierta analogía con la vida, ¿será que anticipamos a veces qué es lo que sucederá y como no nos gusta, no nos atrevemos a vivirlo? Nos basamos en supuestos de cómo será el futuro, pero ¿y si no es así? ¿Y si nos faltan otros elementos para terminar de comprenderlo? No puedo evitar pensar, ¿que pasaría si en realidad no es como nosotros pensamos? Nuestra percepción es una cosa, pero ¿es eso la realidad de lo que ocurrirá? ¿Y si el solo hecho de atreverse a vivirlo, sirve para cambiar lo que parece imposible?

No lo sé, son solo efímeros pensamientos luego de la lectura de un libro cualquiera…

Vero

lunes, agosto 14, 2006

11 de agosto

Hace rato que me vengo masoqueando acerca de qué voy a escribir en el blog en un día como hoy. Sucede que si hoy me sintiese diferente, entonces seria mas fácil saber qué es lo que uno desea transmitir, pero como no es el caso, descarto una y otra idea desde hace varios días ya. Esperé a ver como me levantaba esta mañana y como el sentir es el mismo, la cosa se me vuelve aun más difícil. Soy una persona que se lleva por las fechas, siempre recuerdo todos los cumpleaños y fechas de bodas y de compromisos de todos los que me rodean. Llamo a eso la memoria inútil, pues con una agenda se resuelve todo fantásticamente y yo ando aquí gastando memoria ram de mi propia memoria en acordarme de todas esas fechas. Toda esta introducción para decirles que hace ya dos años, un 11 de agosto de 2004, llegábamos los tres y la gata a Montreal…

Esto lo escribí en la mañana de este último viernes. Son tantas las anécdotas y los recuerdos que me gustaría compartir con ustedes, que a la hora de elegir con cuales me quedaba se me hizo muy difícil. Decidí dejarlo entonces para otro momento. Un momento que no estuviese cargado de tanta emoción, de esa que sentí esa mañana. Han pasado ya unos días. Y lo más importante de esa jornada, lo sigo creyendo, lo sigo sintiendo. Creo en nuestra inserción en otra sociedad, ni mejor ni peor que la que provenimos, sino distinta, con sus aciertos y sus errores. Los que me conocen me han escuchado decir muchas veces que creo firmemente que no existe paraíso en esta tierra, pero sin embargo no dejo de reconocer todo lo que este lugar nos ha proveído. Y no hablo solamente de lo económico, aunque quizás debería, pues en realidad somos emigrantes económicos y no políticos. Así que en definitiva no está mal haber logrado lo que conseguimos en dos años. Nadie nos regaló nada, pero muchos nos dieron una buena mano, sino las dos. Nadie nos consiguió nada, pero muchos otros nos acercaron a sus familias. Nadie nos enseñó nada, pero muchos compartieron con nosotros sus experiencias, las buenas y las malas. Veo, perdón, siento, nuestra inmigración como exitosa. Los tres podemos, sin duda alguna, llegar a más, pero debo reconocer que hemos trabajado arduamente y hemos recorrido nuestro buen trecho. Cierto es, que la suerte también nos acompaña. O los ángeles o quizás sencillamente las buenas personas con las que nos hemos topado.

Emigrar nunca fue una decisión fácil de tomar. Intuíamos lo que perderíamos al irnos (créanme que lo perdimos) pero también sospechábamos lo que ganaríamos (créanme también que lo hemos logrado). Dejar tu propio país, y sobre todo tus afectos, por tratar de alcanzar otras expectativas, es toda una experiencia. Llegar a una ciudad que nunca pisaste y donde no conoces a nadie, es toda una aventura. No sé que nos deparará la vida, ni si el mes que viene, seguiré viviendo aquí o me habré vuelto. Solo sé que esto, hacer el intento, era algo que nos debíamos. No me creo ganadora, solo creo que hice una buena jugada. La partida aun no acaba y por suerte, no sabemos lo que el resto del juego nos reserva. Mientras tanto, al igual que las partidas, nuestra vida continúa…

Vero

miércoles, agosto 09, 2006

Sin destinataria

Hay veces, pero sólo algunas veces, en las que me gustaría saber si me recordas. Si algo en tu cotidianeidad te lleva, te aleja o te acerca a mí. Reconozco que en ocasiones me descubro recordándote. Es cierto, son pocas; quizás deba confesarte que cada vez son menos frecuentes. Será por eso, algo a lo que solemos llamar “olvido”, que me pregunto si te pasa lo mismo. Hace poco, hice algo que sé que te hubiera gustado hacer. Solo contemplé ese ancho mar que en algún punto nos conecta, más de lo que quisieras reconocer, y el recordarte fue inevitable. Quise pensar que cuando te toque hacerlo, me desempolvarás de tus recuerdos y me invitarás a compartir esa mirada contigo. Es cierto, nunca sabré la respuesta. Elegiste el silencio como manera de alejarte y lo conseguiste. No lo entendí en ese momento y no lo entiendo ahora. Solo me queda el bello recuerdo de tu amistad, claro está, cuando recuerdo, a veces, pero sólo a veces, que alguna vez fuimos amigas…

Vero

martes, agosto 08, 2006

La interminable vuelta a casa

La verdad es que hace días, mientras me acostumbro a la idea de mi vuelta a Montreal, pienso que una de las primeras cosas que haré al volver de este extraño mes de vacaciones (una rara combinación de trabajo en el exterior de Montreal con una visita a mis afectos Montevideanos)… perdón, les decía que pensaba en las ganas que tenia de volver al blog a contarles unas cuantas cosillas. Claro, nunca imaginé que mucho antes de lo previsto pondría en práctica mi idea, aun sin haber llegado a Montreal.
.
Es así, es domingo 6 de agosto de 2006, Maxi y yo estamos varados desde hace ya más de 5 horas en Nueva York. Imposibilitados de hablar por teléfono y LO PEOR de conectarme a Internet donde seguramente encontraría a alguno que también pudiera darme una mano, estamos incomunicados y enterrados aquí. ¿Hasta cuándo? ¡Créanme que me gustaría saberlo! ¡Creo que más que ustedes! Por ahora solo sé que deberemos esperar 3 horas más para saber si en el próximo vuelo hay lugar, es decir dos asientos y si nos hacen la gentileza de ponernos a nosotros.
.
Una pregunta obvia es: ¿Cómo esta mujer puede escribir si debe de tener a Maxi correteando por medio aeropuerto? Pues no es así, Maxi (quien duerme en todos los vuelos sin dramas y durante casi todo el recorrido) tuvo la genialidad de no dormir durante el vuelo largo de Buenos Aires a Nueva York, resultado: ¡está fundido! Luego de llegar al JFK (aeropuerto de esta bendita ciudad) y de correr como locos para hacer todos los chequeos de seguridad, recoger valijas y etc. varios, nos encontramos con que no teníamos lugar en el vuelo. Son las 8 de la mañana, debemos esperar hasta las 12 para saber si en el siguiente vuelo si hay lugar (aclaro para los olvidadizos que estamos volando con pasajes en standby). El pequeño, decide jugar con sus autos en el piso, lo dejo, pero a la media hora se cae de sueño. Así que, ¿qué mejor idea que dormir en mis brazos? Les diré que así lo hizo hasta las 11 y 30. Luego intentamos montar en el otro vuelo, lo cual también nos fue vetado.
En el medio de eso, Maxi se acomodó en un asiento y se volvió a dormir. Así que mientras espero a que sean las 15 y 30 y que alguien se digne a llegar tarde y dejarme los dos lugares que preciso, ¿qué otra cosa puedo hacer varada en un aeropuerto con un niño de 3 años y medio, incomunicada (no puedo dejarlo solo para salir a hablar por teléfono) y con mi maravillosa laptop con alguna resaca de batería como para utilizarla un ratito?
.
La verdad es que mientras me preguntaba cómo es que me suceden algunas cosas en la vida, si será que todo lo peor me sucede (Vero la pesimista) o qué entrañable enseñanza sacaría de esta inmunda situación (Vero la que puede con todo), no pude evitar sonreír al pensar que ya tenia material para engancharlos al blog nuevamente. Es claro, ¿para qué me voy a lamentar si nada puedo resolver? En algún momento del día o de la semana llegaré a Montreal. Es cierto que estaría bueno que fuera al menos en el día de hoy, pero visto y considerando las cosas, ¿les parece que logro algo dándome más palo del que merezco? Definitivamente NO. Lindo monosílabo. Me permito divagarme. Es uno de los monosílabos que más me gusta y les diré por qué. Porque para saber decir que NO hay que antes haber aprendido a decir que SI. Y esta disyuntiva que genera el hecho de estar vivos y de tener que tomar decisiones a casi cada instante, me fascina. Me hace sentir que no soy un vegetal pasando simplemente por la vida y cumpliendo mi ciclo de nacer, crecer, reproducirme y morir.
.
Perdón por el párrafo divagado introducido en este texto, pero la verdad es que en este momento puedo permitirme pocos lujos y este es uno de ellos. Soy libre de escribir lo que quiero y como lo quiero, aún cuando estoy varada en este asqueroso aeropuerto, a sólo hora y media de mi casa y con tantos millones de cosas que debo de hacer antes de mañana a las 7 AM. "Libre albedrío" como alguien se atrevió un día pronunciar en mi presencia. La elección de sentirme una imbécil por estar acá dependiendo de la buena voluntad de otros para meternos en un vuelo o la elección de sentir que aun cuando me coarten puedo hacer algunas otras cosillas. ESOOOO. Eso me gusta, la LIBERTAD de sentir que mi vida aun la controlo (no sé por cuanto tiempo, pero ¿acaso importa?).
.
No quiero ni pensar ni siquiera volver atrás a leer lo que vengo escribiendo, pero seguro que se me fue la mano. ¿Y ahora se quejan? ¿No me decían que lo tenía abandonado? ¿No me preguntaban cuándo volvía? Pues aquí estoy, he vuelto.
.
Un gustazo haber compartido muy buenos momentos con ustedes en Montevideo; a los otros, a los que no vi pero que me leen, el gusto del reencuentro aunque sea a través del blog. Porque en definitiva de eso se trata, ¿no?
.
Vero
.
Nota de la autora 3 días después: ese domingo, tampoco pudimos irnos en el vuelo de las 15:48, debimos esperar hasta el vuelo de las 19:45 (estuvimos 14 horas en el aeropuerto) y allí si, los astros, todos los dioses y todas las plegarias se conjuraron para meternos en ese bendito avión que nos traería de vuelta a casa. Eso, de vuelta a casa, porque así lo sentíamos Maxi y yo...


Estadisticas de visitas